Publicado el 24/10/2013
El 23 de octubre de 2013 nos concentramos en 14 ciudades y pueblos para denunciar la grave situación de pobreza energética en la que ya vive 1 de cada 10 familias en España. Situación que la reforma energética del PP, subiendo nuevamente las tarifas a los consumidores domésticos y destruyendo el sector renovable, sólo protege los intereses del oligopolio energético y a los políticos giratorios que hay detrás de estas decisiones.
¿Por qué nos movilizamos?
Mientras el nivel adquisitivo de la mayoría de la población no ha dejado de bajar, durante los últimos años los recibos de la luz y el gas no han dejado de subir. Esto, sumado a los deficientes sistemas de calefacción y aislamiento de numerosas viviendas, hace que ya sean dos millones de familias las que se hallan en situación de pobreza energética, esto es: que no pueden pagar los servicios para cubrir sus necesidades domésticas de energía, sin que desde la administración se aporten soluciones, sino más bien al contrario. El gobierno ha aprobado una subida de más del 70% del término fijo del recibo de la luz para todos los consumidores domésticos, castigando así el ahorro.
Esta situación es insostenible. Queremos denunciar que la reforma energética del gobierno va en contra de los intereses de la ciudadanía, es insolidaria y no resuelve los dos principales problemas del modelo energético español, que son:
1. La dependencia de la importación de combustibles fósiles y uranio,
cuyo precio no va a dejar de subir y cuyos impactos ambientales son inasumibles.
2. El control de la política energética por parte de un oligopolio
empresarial (Endesa, Gas Natural-Fenosa, Iberdrola, EON, HC Energía, Repsol, BP y CEPSA), cuyo único interés es lograr los máximos beneficios para sus accionistas.
¿Qué queremos?
Un cambio de rumbo radical en la actual política energética hacia un modelo energético más justo, sostenible y soberano
1. Que la política energética responda a los intereses de la sociedad, estableciendo mecanismos de participación ciudadana para la toma de decisiones, empleo local y soberanía energética.
2. Que se promueva un modelo energético solidario, que incluya un bono social de energía para las familias con menos ingresos y que se elimine de la actual reforma la posibilidad de cortarle el suministro de energía a hospitales y colegios por impago.
3. Un modelo energético limpio, que aproveche las fuentes de energía renovables, también a nivel doméstico, y fomente el ahorro y la eficiencia energética (la rehabilitación de edificios es imprescindible).