Se acabó la luna de miel en el reino de Mariano. Con la mayoría absoluta, las relaciones entre los miembros del Gobierno iban como la seda. Finas, lubricadas, pasionales. Ponte así que te reformo la ley laboral. ¡¡¡OOOOH, SÍ!!! Que ponte asá que te reformo la ley de educación. ¡¡¡OH, MÁS!!! Todos a una. Parecía que el gozo nunca iba a terminar.
Resultado: el hijo no deseado de la reforma de la Ley del aborto. ¿Qué hacemos con ella? Pues tirarla hacia adeltante, dijeron Rajoy y Gallardón. Pero no todos en el PP querían asumir esta carga...
Monago, Feijóo y otros peces gordos del partido se han manifestado en contra. Y la ex ministra y ex alcaldesa Celia Villalobos incluso ha pedido la libertad de voto para poder ir en contra de la reforma. Os parecerá una trivialidad, pero que dos miembros de un partido puedan votar distinto en la aprobación de una ley, algo habitual en otras democracias, en España está peor visto quemearse en la Constitución mientras cantas el Cara al Sol.
Pero viendo el percal que tiene en casa, Rajoy ha decidido hacer la marcha atrás y suavizar un poco la reforma. ¿Pero qué dirán los sectores más conservadores? Pues a la Iglesia Española mucha gracia no le hará. A su cabeza está Rouco Varela, un tipo que no es que sea conservador, es que a su lado la Inquisición parece Greenpeace. ¿Y la Iglesia qué tiene que decir sobre los nacimientos y los abortos? Si tanto les interesan los niños, que los hagan ellos. No es tan difícil. Seguro que si se quitan el alzacuellos y las faldas, no les costaría tanto pillar cacho. Entendemos que los curas estén contra el aborto. Cuantos más niños nazcan, más monaguillos habrá para su uso y disfrute. Pero los padres que llevan a sus hijos a la iglesia sonconservadores. No abortarían ni que la madre fuera violada por Satán. Los otros padres, los que quizás se planteen abortar, son los que, de todas formas, tampoco permitirían que sus hijos fueran monaguillos.
Así que mejor que la Iglesia se retire. Su pequeño harén está asegurado. Que nos dejen al resto decidir como personas civilizadas.